A finales del año pasado los medios de comunicación volvieron a hablar, de Jaume Plensa (Barcelona, 1955), artista ganador del Premio Nacional de Artes Gráficas, premio precedido
por el Nacional de Artes Plásticas del año pasado.
De hecho, según un estudio publicado, Miquel Barceló, Juan Muñoz y Jaume Plensa son los únicos españoles que se han colado en la lista de los 500 artistas más cotizados del mundo en las subastas de arte. En el estudio, realizado por Artprice, (se puede descargar gratuitamente aquí), y encabezado, por supuesto, por Jean-Michel Basquiat se aprecia que el mundo del arte no entiende de crisis. Un ejemplo de ello es que Christopher Wool ha pasado de estar en la posición 15 de la lista en 2011 a colocarse el tercero el año pasado. Pero ese es otro tema que ya trataremos.
Inevitablemente, hablar de las obras de Jaume Plensa es hacerlo de las cabezas gigantescas. Muy comentada fue su instalación en plena playa de Rio con motivo de la Mostra Internacional de Arte Público del país.
Pero la escultura 'Dreams' no ha sido la primera, ni la última, que Plensa ha mostrado en sitios públicos. En varias ocasiones, los medios - aunque no se centren en el mundo del arte demasiado - se han hecho eco de las instalaciones del artista por el mundo, el centro de Calgary (Canadá) se ha terminado de instalar recientemente la escultura 'Wonderland' del artista catalán, una cabeza gigante que, como todas sus esculturas ha dado mucho que hablar.
Tuve la oportunidad de ver de cerca, en la edición de 2012 de la Feria de Arte Contemporáneo (ARCO), la obra de Plensa y, la verdad, es alucinante. El visitante puede pasarse horas mirando (y admirando) sus trabajos, que siempre encontrará algo más en lo que centrarse, como es el caso de esta imagen.
Pero, como todo, las cabezas de Plensa no son las únicas. En la catedral de Pamplona, por ejemplo, es Antonio López el que ha instalado 'Día y noche', las esculturas que estaban situadas en la puerta de la estación de Atocha de Madrid. ¿Una nueva moda? ¿Una manera de explicar que, en la época en la que vivimos, sigue siendo nuestra cabeza la que manda? Una maravilla, al fin y al cabo.
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